Portada » Embarazada: la piscina es tu aliada
Durante el embarazo es necesario hacer ejercicio por el bienestar de la futura madre y del bebé. La piscina puede resultar una gran aliada de la embarazada, ya que ofrece la posibilidad de que realice una actividad física muy saludable.
Los grandes cambios que experimenta el cuerpo de la mujer durante el embarazo necesitan que este se mantenga en forma para sobrellevarlos: el aumento de peso, la dificultosa circulación sanguínea, la pesadez muscular…
La natación ayuda a la mujer a mantener a raya muchas molestias y dolencias durante el embarazo, ya que este ejercicio ayuda a eliminar líquidos, evita el sobrepeso y prepara los músculos para los cambios durante la gestación y para el parto.
Además, al ser un medio en el que la mujer no nota su peso, es ideal practicarlo hasta el mismo momento del parto (repetimos, si no existen riesgos, nos encontramos bien y el especialista lo considera adecuado), ya que el gran aumento de volumen y peso apenas influye en el ejercicio que podamos hacer en la piscina.
Si a todo ello sumamos que se trata de un medio refrescante, ideal para sumergirse en él y mitigar los calores del verano… ¿qué más podemos pedir?
EJERCICIO DURANTE EL EMBARAZO EN LA PISCINA
Existen varias posibilidades de ejercicio en la piscina: la natación, el aquarerobic o el entrenamiento bajo el agua. Todos son adecuados gracias a la capacidad de flotación e ingravidez que proporciona el agua al favorecer libertad de movimientos, de forma que la futura madre puede adoptar posturas impensables en tierra firme.
No obstante, recordamos que es el médico quien debe valorar la conveniencia o no de este tipo de ejercicios, según el historial de la futura mamá y el embarazo que esté llevando.
En el líquido elemento la columna y las articulaciones se distienden y se alivia el peso de más durante el embarazo, evitando la sobrecarga muscular. También se aumenta la flexibilidad dada la disminución del efecto de la fuerza de gravedad.
Por otro lado, la presión del agua reduce el riesgo de lesiones tanto en la madre como en el bebé por traumatismos o movimientos bruscos, y la resistencia hidrodinámica permite tonificar los músculos que más sufren durante el embarazo y se «entrenan» los que intervienen en el parto.
Los ejercicios sostenidos y de carácter aeróbico favorecen la resistencia cardiorrespiratoria, se activa la circulación sanguínea y el agua ejerce un efecto masaje que ayuda a prevenir la aparición de varices, hinchazón…
La natación es el ejercicio más frecuente en la piscina. Excepto el estilo mariposa que no es recomendado porque fuerza los brazos y tiene más impacto, el resto de estilos va a gusto de la mujer. El estilo braza es muy recomendado al poner en marcha muchos músculos, también espalda sobre todo para el final del ejercicio relajar la columna, el croll… Por supuesto, todo a un ritmo que no nos fatigue.
Además, existen otras prácticas como el “aquaerobic”, más adecuado durante el embarazo que el aerobic “en seco”, que resulta mucho más violento para el cuerpo (músculos, articulaciones…).
El entrenamiento en el agua para embarazadas permite incidir sobre zonas concretas, y si este está dirigido específicamente a embarazadas el ejercicio en el agua permitirá trabajar la musculatura más importante durante el embarazo y el parto. Sobre todo se centrará en la flexibilización y la tonificación de la musculatura dorsolumbar, abdominal y perineal.
Pronto volveremos con más consejos para la realización de natación durante el embarazo, para disfrutar al máximo y sin riesgos de esta actividad. Y es que hablamos de «disfrutar».
Porque a todos los beneficios físicos que hemos mencionado para cada modalidad de ejercicio en la piscina durante el embarazo se suman los beneficios mentales.
Y es que la mujer se va a encontrar más relajada y contenta tras la actividad física, más ágil y activa, ocupando el tiempo de manera saludable, probablemente en contacto con otras futuras mamás, razones de más para considerar la piscina una aliada de la embarazada.