Mi hijo adolescente se pasa el día escuchando música… ¿es malo?

Todo el día con los auriculares: cuando caminan por la calle, cuando estudian, incluso cuando hablan entre ellos. Los adolescentes escuchan música sin parar, todo el tiempo. ¿Es malo escuchar música todo el día? ¿Cómo afecta a sus cerebros?

La música es un fenómeno social, inseparable de la experiencia humana. Vivimos la música desde el nacimiento, incluso desde antes de nacer, pero en pocas edades es tan importante como en la adolescencia: porque la música, para los adolescentes, es un espacio de expresión individual y social.

Y como todo exceso siempre preocupa, muchos padres y madres (preocupados además por las letras de las canciones) se preguntan si no será negativo.

La respuesta es que no, que en principio no es malo, aunque, como casi siempre en educación, hay aspectos que matizar.

Los beneficios de la música en el cerebro adolescente

Hace ya tiempo que los estudios dejan clara una cosa: la música es beneficiosa para el cerebro.

Se sabe que los cerebros de los músicos profesionales están mejor conectados y, además, gozan de más memoria y una mayor flexibilidad cognitiva, lo que les ayuda a concentrarse mejor y a producir más dopamina (que es el neurotransmisor asociado a la felicidad).

Evidentemente, no es lo mismo ser intérprete que oyente, pero también se sabe que escuchar música tiene efectos muy beneficiosos. En ellos se basan algunas intervenciones de musicoterapia que, entre otras cosas, han demostrado que la música puede reducir el estrés y la ansiedad en adolescentes que están en riesgo social.

Porque la realidad es que la música es beneficiosa para cualquiera. Entre los adolescentes, los beneficios más destacados de la música son los siguientes:

1. Estimula la producción de serotonina y de oxitocina

La música puede inducir sentimientos de placer, y de hecho, la gente (no solo los adolescentes) clasifica la música como una de las diez primeras cosas en sus vidas que traen placer, por encima del dinero, la comida y el arte.

2. Aumenta la capacidad de concentración

Escuchar música lleva a un estado de concentración y de autoconciencia elevado, similar al que se alcanza con el mindfulness, lo que termina repercutiendo positivamente en la capacidad de concentración. No es que nos concentremos mejor escuchando música (esto depende del tipo de tarea que se esté desarrollando, y es mejor no escuchar música cuando se estudia), sino que la música estimula esta capacidad.

3. Ayuda a aprender mejor y más rápido

La música tiene un efecto positivo sobre la conectividad del cerebro, las “autopistas” por las que discurre la información, haciéndolas más efectivas. La consecuencia de esto es que las personas que escuchan música a menudo son mejores aprendices.

4. Mejora el humor

En la adolescencia, las emociones están a flor de piel. 

La música puede actuar como un vehículo por el que se catalicen estas emociones, de manera que llega a proteger, incluso de acciones negativas (ante un ataque de ira, es mejor encerrarse en la habitación a escuchar música que gritar o agredir, por ejemplo). 

Se sabe que los chicos suelen usar la música más para cargarse de energía y las chicas para consolarse por sentimientos de tristeza. En este sentido, es importante saber que incluso la música triste ayuda a mejorar el humor, porque tiene un poder liberador.

5. Ayuda a la creación de la identidad grupal

¿Tu adolescente escucha música que no te gusta, que te parece horrible? Eso es buena señal. Significa, sencillamente, que se identifica más con los valores de su grupo de iguales que con los familiares y, por lo tanto, que ha emprendido de forma decidida el camino que lo separa de ti. Y separarse de ti es, precisamente, el “programa cerebral” de la adolescencia.

6. Ayuda al proceso de individuación

La búsqueda de la propia personalidad en la adolescencia se da en dos sentidos: el individual (necesitan ser personas diferenciadas de los padres) y el social (necesitan sentirse parte de un grupo generacional). 

Los dos sentidos se refuerzan mutuamente: tu hijo escucha una música determinada porque cree ser, o quiere ser, una persona determinada. 

¿Es peligroso que mi adolescente escuche música con letras inapropiadas?

Muchos niños y niñas que hoy son adolescentes crecieron escuchando los famosos programas de música clásica para bebés, que supuestamente iban a mejorar su inteligencia. 

Pero la realidad es que no hay un tipo de música que estimule más el cerebro que otra: los beneficios llegan cuando escuchamos nuestra música favorita, sea la que sea. Sí, por sorprendente que parezca, también cuando escuchamos reggaetón.

¿Entonces? ¿Las letras agresivas, machistas, la apología del alcohol y de las drogas no tiene ninguna consecuencia? ¿Hay que dejar a los adolescentes que escuchen cualquier cosa sin preocuparse por ello?

Aunque muchos adolescentes “ignoran voluntariamente” las letras que entran en conflicto con sus valores, les prestan poca atención, o incluso dejan de oír la música que les incomoda en privado pero la aceptan cuando están en grupo, como parte de su socialización, cada vez está más claro que las peores pesadillas de los padres (que sus hijos se conviertan en personas violentas por escuchar música violenta) tienen un punto de verdad.

Y es que está demostrada la relación de un cierto tipo de música (y sobre todo, un cierto tipo de vídeos inapropiados) con una mayor probabilidad de:  

  • Aceptar los estereotipos sexuales, la violencia contra la mujer e incluso del abuso sexual.
  • Dar mayor importancia a la apariencia física, sobre todo en el caso de chicas jóvenes (lo que puede llevar a caer en trastornos de la conducta alimentaria.
  • Caer en conductas de riesgo y abusar del alcohol o de las drogas.
  • Participar en episodios violentos en el centro escolar (y concretamente, agredir a profesores).
  • Presentar un estado de ánimo decaído, sufrir de depresión e incluso intentos de suicidio. 

Esta probabilidad aumenta cuantas más veces se hayan visto los vídeos o escuchado este tipo de temas.

Cómo ayudar a tu adolescente a obtener solamente los beneficios de la música

Con este panorama, toca hilar muy fino para conseguir que, de la música, los adolescentes se queden solamente con los efectos positivos.

Y, no, la prohibición aquí no va a funcionar. Es prácticamente imposible “desenganchar” a un adolescente de la música que le gusta y, probablemente, insistir en que las letras no son apropiadas o en que la calidad musical es muy baja solamente tenga el efecto contrario: que se ponga los cascos y te ignore.

Pensa, si no, en cómo reaccionabas vos cuando tu madre se llevaba las manos a la cabeza con la música que escuchabas.

Pero es importante saber, también, que el efecto negativo de la música inapropiada puede verse compensado por la educación.

Es decir, que con un poco de cuidado podes ayudar a tu adolescente a aprovechar lo bueno de la música, esquivando lo malo. Algunas claves para hacerlo son: 

Crea en casa un ambiente favorable a la música

Que se escuche música en casa, toda la que puedas. Una buena idea es que cada miembro de la familia tenga una playlist, y que se vayan turnando para escucharlas todas. 

Es importante que prestes atención a su música, que la escuches, que preguntes. Cuando lo haces, te interesas por tu adolescente y siente que valoras sus decisiones. Además, quizá descubras grupos o temas interesantes. 

Por otro lado, pensa también que cuando escucha tu música se expone a otros estilos, y así va educando su gusto. 

Favorece el aprendizaje musical

Si a tu hijo o hija le interesa aprender a tocar un instrumento, poneselo fácil. Evita caer en el no pagarle las clases de música porque tendrá menos tiempo para estudiar: busca el equilibrio, pero pensa que el tiempo empleado en extraescolares normalmente no quita horas de estudio, sino de ocio vacío. 

Quizá no quiera ir a clases de música sino ver tutoriales en internet: perfecto. Poneselo fácil también. Todo aprendizaje musical es positivo.

Compensa la “educación negativa” de determinada música

Pero hacelo de forma transversal. Con asuntos graves, pero estructurales, como son el machismo, el alcohol, las conductas de riesgo… Lo mejor es que no bajes la guardia y que aproveches cualquier excusa (no solamente la música) para “tirar del hilo”. 

Si te parece que es buen momento, habla con tu hijo o hija acerca de las letras, porque te interesa saber hasta qué punto ha normalizado determinadas actitudes. Pero hacelo sin acusar, sin agobiar, escuchándole de verdad.

Al final, en la música, como en tantas otras cosas, lo más importante es que que valores sus elecciones y que prediques con el ejemplo (y esto es lo más difícil). Si estás de verdad, apoyando y respetando, ya estás haciendo mucho por tu adolescente.

Fuente: https://adolescenciapositiva.com/hijo-adolescente-escuchando-musica/