Mitos y verdades sobre el primer baño del bebé recién nacido

Ya nació, ya nos dieron el alta, ya estamos en casa, ya cambiamos pañales, lo vestimos, le damos de comer, lo hacemos dormir… Todo fantástico hasta que advertimos que tenemos que bañarlo y nos asaltan las dudas: ¿cómo se hace, cuándo, dónde…?
La pediatra Carla Orsini lo sintetiza bien: «Bañar a un bebé es un momento único, que alimenta el vínculo afectivo, ideal para conectarse, relajarse y transmitir serenidad, así como para crear rutinas y hábitos saludables de higiene. Pero también genera miedos, dudas y ansiedad en padres primerizos». A la vez, se suman muchos mitos y prejuicios, algunos ciertos, pero otros nada que ver, así que vamos directo al tema, punto por punto.

Antes del cordón

Esto lo habrás escuchado muchas veces y es cierto: se recomienda bañar al bebé por primera vez luego de la caída del cordón umbilical (se entiende por baño al que se hace sumergiéndolo en el agua, porque mientras tanto se le pueden dar los llamados «baños de esponja»).

Según explica la pediatra María Julia Apkarian, la razón es mantener el ombligo lo más seco posible para su correcta cicatrización y para evitar posibles infecciones. Por eso, la Dra. Orsini especifica que lo fundamental también es que el cordón permanezca por fuera del pañal. Hay pañales de recién nacidos especiales que garantizan esta posición. Si no, doblá el pañal para que el ombligo quede por encima.

Mientras tanto…

Como dijimos, hasta que se caiga el cordón, el recién nacido sólo debe recibir baños de esponja. La Dra. Apkarián apunta estos pasos a seguir:

1. En un ambiente cálido, sobre una manta o una toalla suave y esponjosa para acolchonar la superficie, apoyá al bebé en cualquier lugar que sea plano y cómodo. Eso sí, no te olvides de mantener una mano sobre él en todo momento para asegurar que no se caiga.

2. Tené todo listo antes de comenzar el baño: un recipiente con agua, una toallita húmeda enjuagada dos veces (para que no queden restos de jabón) y una cantidad de jabón suave para bebés.

3. Mantenelo envuelto en una toalla y sólo dejá al descubierto las partes del cuerpo que estés lavando. Usá la toallita humedecida, primero sin jabón para lavarle la cara. De este modo, evitarás que le entre jabón en los ojos o en la boca. Luego, mojá la toallita en el recipiente con agua y jabón antes de lavar el resto del cuerpo, y por último la zona del pañal. Prestá especial atención a los pliegues debajo de los brazos, detrás de las orejas, alrededor del cuello y, especialmente si es una nena, en la zona genital.

Ahora sí

La caída del cordón se produce entre los 5 y 15 días luego del nacimiento. «Una vez que esto sucede, hay que dejar el ombligo al aire libre, sin taparlo con gasas, ni vendas o ropa», sugiere Apkarián.

Luego de esto, ya se puede bañar al bebé, sumergiéndolo en el agua. A la mayoría de los padres les resulta más sencillo hacerlo en una bañera portátil para bebés o una bañera de plástico. Por eso la asesora, para su tranquilidad, asegura que no existe un dispositivo único sino el que mejor se adapte a las posibilidades de cada familia. Y agrega estas sugerencias:

*Sus primeros baños deben ser tan delicados y breves como sea posible para que no pierda temperatura corporal.
*Quizás se queje un poco. Si te da la impresión de que no lo está disfrutando, volvé a los baños de esponja durante una o dos semanas, y luego intentá bañarlo nuevamente. Él te hará saber cuando esté listo.
*Llená la bañera con 5 a 10 cm de agua tibia al tacto (probala con la parte interna de la muñeca o el codo). La temperatura debería estar entre 35 y 37º.
*Una vez que tenés todo listo, desnudalo y sumergilo. Sostenelo firmemente con el brazo hábil de manera tal que la cara interna del codo sostenga la cabeza, y la mano se ubique en la parte baja de la columna y glúteos. Una mano sostiene y la otra lo baña suavemente, evitando movimientos bruscos que lo asusten.
*Envolvelo en una toalla con capucha al sacarlo de la bañera, para mantenerle la temperatura corporal ya que a través de la cabeza pierden mucho calor.

Por Florencia Romeo / Asesoraron: Dra. María Julia Apkarian, pediatra del Sanatorio Los Arcos, M.N. 121.844, y Dra. Carla Orsini, pediatra de Swiss Medical Center, M.N. 131.323.
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