Portada » Primeros auxilios para casos de asfixia por aspiración
Cuando un niño se está asfixiando, significa que un objeto, generalmente un alimento o un juguete, se ha quedado alojado en su tráquea (la vía respiratoria). Cuando esto ocurre, impide que el aire pase con normalidad hacia y desde los pulmones, por lo que el niño no puede respirar bien.
La tráquea suele estar protegida por un pequeño pliegue de tejido llamado epiglotis. La tráquea y el esófago comparten un orificio común en la parte posterior de la garganta. La epiglotis actúa como si fuera una tapa, cerrándose sobre la tráquea cada vez que la persona traga. Esto permite que los alimentos bajen por el esófago e impide que bajen por la tráquea.
Pero, de vez en cuando, la epiglotis no se cierra lo bastante deprisa y un objeto se puede colar hacia la tráquea. Esto es lo que ocurre cuando alguien dice que algo «se le fue por el otro lado».
La mayoría de las veces, el alimento u objeto solo obstruye la tráquea parcialmente, se expulsa tosiendo, y la respiración vuelve a la normalidad rápidamente. Los niños que se atragantan, parece que están empezando a asfixiarse y tosen pero siguen siendo capaces de respirar y de hablar, se suelen recuperar sin ayuda. Puede ser molesto e incómodo y hasta les puede llegar a asustar, pero se suelen encontrar bien al cabo de pocos segundos.
Algunas veces, un objeto puede entrar en la tráquea y obstruir completamente el paso del aire. Si el paso del aire hacia y desde los pulmones queda obstruido y el cerebro deja de recibir oxígeno, el atragantamiento se convierte en un episodio de asfixia por aspiración, lo que puede ser una emergencia médica de riesgo vital.
Un niño que se atraganta puede estar asfixiándose y necesitar ayuda inmediata si:
En estos casos, inicie inmediatamente las compresiones abdominales (también conocidos como «maniobra de Heimlich»), el procedimiento estándar de rescate en los casos de asfixia por aspiración, siempre que disponga de la formación necesaria para hacerlos.
Si usted tiene hijos, es importante que reciba formación sobre las técnicas de la reanimación cardiopulmonar (o RCP) y de las compresiones abdominales (o maniobra de Heimlich). Incluso aunque no tenga hijos, dominar estos procedimientos de primeros auxilios le permitirá prestar ayuda a cualquier persona que se esté asfixiando.
Cuando una persona hace las compresiones abdominales, un flujo forzado y repentino de aire sale hacia arriba por la tráquea y desde el diafragma, lo que hará que un objeto extraño alojado en el interior de la tráquea salga volando hasta llegar a la boca (o incluso al exterior).
Aunque la técnica es bastante sencilla, debe hacerse con precaución, sobre todo en los niños pequeños. Es más segura cuando la lleva a cabo una persona que se ha entrenado en esta técnica. Si se hace mal, la persona que se está asfixiando, sobre todo si se trata de un bebé o de un niño pequeño, podría salir lesionada. Hay una versión especial de la maniobra de Heimlich para bebés que está pensada para reducir el riesgo de provocar lesiones en unos cuerpos de tamaño tan reducido.
Llame al 911 en cualquier situación crítica de asfixia.
Algunas de las posibles situaciones en las que usted se podría encontrar y algunos consejos sobre cómo abordarlas:
Si un niño se está asfixiando y tosiendo pero puede hablar y respirar:
Si un niño está consciente pero no puede respirar, hablar ni emitir sonidos o se está poniendo azul:
Si el niño que se estaba asfixiando está ahora inconsciente y ha dejado de respirar:
Lleve a su hijo a un servicio de urgencias médicas después de cualquier episodio de asfixia importante.
Acuda también a un servicio de urgencias médicas si:
Si su hijo ha tenido un episodio en que parecía que se iba a asfixiar pero se ha recuperado por completo después de un ataque de tos, no habrá necesidad de que reciba atención médica inmediata, pero usted debería llamar a su médico.
Todos los niños se exponen al riesgo de asfixiarse después de atragantarse con algo, pero los que aún no han cumplido tres años son los más vulnerables. Los niños pequeños tienden a meterse cosas en la boca, tienen las vías respiratorias más estrechas, por lo que se obstruyen con mayor facilidad, y no tienen mucha experiencia en masticar; por eso, tienden a tragarse los alimentos enteros.
Para ayudar a proteger a los niños pequeños:
Ahora, tómese el tiempo que necesita para estar preparado. La RCP y los cursos de primeros auxilios son una obligación para padres y las personas que cuidan de los niños. Para encontrar uno de estos cursos próximos a su lugar de residencia, póngase en contacto con la delegación de la Cruz Roja Americana de su localidad o bien infórmese en hospitales u otros servicios sanitarios de su localidad.