Portada » Tratamiento pionero con células madre devuelve la visión a personas con córneas dañadas
A cuatro personas con visión severamente comprometida se les realizó un innovador tratamiento con células madre, y aunque aún requiere estudios más amplios, los resultados iniciales sugieren que es seguro.
Tres de estos pacientes mostraron mejoras importantes en su visión que se mantuvieron por más de un año, mientras que el cuarto también experimentó avances, aunque fueron temporales. Estos cuatro pacientes son los primeros en recibir trasplantes creados a partir de células madre reprogramadas para tratar el daño en las córneas, la capa transparente externa del ojo.
Los resultados, publicados en The Lancet, fueron calificados como “impresionantes” por Kapil Bharti, investigador de células madre en el Instituto Nacional del Ojo en EE. UU. “Es un avance emocionante”, agregó.
Jeanne Loring, investigadora en Scripps Research en California, comentó que “estos resultados justifican tratar a más pacientes”.
La capa externa de la córnea se mantiene gracias a un reservorio de células madre ubicado en el anillo limbal, el anillo oscuro alrededor del iris. Cuando este reservorio se agota (una condición conocida como deficiencia de células madre limbares, LSCD), el tejido cicatrizal cubre la córnea y puede provocar ceguera. Esto puede ser consecuencia de un traumatismo ocular o de enfermedades autoinmunes o genéticas.
Los tratamientos para la LSCD son limitados. Por lo general, suelen incluir trasplantes de células corneales derivadas de células madre del ojo sano de una persona. Este es un procedimiento invasivo con resultados variables, y si ambos ojos están afectados, se puede optar por trasplantes de donantes fallecidos, aunque en ocasiones el sistema inmunológico los rechaza.
El equipo de Kohji Nishida, oftalmólogo en la Universidad de Osaka, Japón, utilizó un método alternativo: células madre pluripotentes inducidas (iPS). Partieron de células sanguíneas de un donante sano, las reprogramaron a un estado similar al embrionario y las transformaron en una delgada capa de células corneales epiteliales con forma de adoquines.
Entre junio de 2019 y noviembre de 2020, el equipo trató a dos mujeres y dos hombres, de entre 39 y 72 años, con LSCD en ambos ojos. En la cirugía, rasparon la capa de tejido cicatrizal de la córnea dañada de un ojo y luego aplicaron las láminas epiteliales derivadas de donantes, protegidas por una lente de contacto blanda.
Dos años después de los trasplantes, ninguno de los pacientes presentó efectos secundarios graves. Los injertos no formaron tumores —un riesgo conocido del uso de células iPS— y no mostraron señales claras de rechazo inmunológico, incluso en dos pacientes que no tomaron inmunosupresores. “Es importante y un alivio ver que los injertos no fueron rechazados”, comenta Bharti, aunque considera que se necesitan más trasplantes para confirmar la seguridad del tratamiento.
Todos los pacientes mostraron mejoras inmediatas en su visión y una reducción en el área afectada por la LSCD. En tres de los cuatro casos, las mejoras se mantuvieron durante el año de observación.
Bharti menciona que aún no está claro qué causó las mejoras visuales. Es posible que las células trasplantadas hayan proliferado en las córneas de los pacientes, pero también podría deberse a la eliminación del tejido cicatrizal antes del trasplante, o a que el trasplante desencadenó la migración de las propias células del paciente desde otras áreas del ojo para rejuvenecer la córnea.
Nishida y su equipo planean iniciar ensayos clínicos en marzo para evaluar la eficacia del tratamiento. Otros ensayos basados en células iPS se están desarrollando en el mundo para tratar enfermedades oculares. “Estos casos de éxito indican que vamos por el camino correcto”, concluye Bharti.
documento: https://doi.org/10.1038/d41586-024-03656-z
Referencias